Chakras femeninos inferiores




La zona del primer chakra está influida por lo seguras y a salvo que nos sentimos en el mundo y
por lo bien que podamos equilibrar la confianza y la desconfianza, la independencia y la dependencia, la
soledad y la pertenencia a grupos. Esta zona también está influida por el equilibrio que logramos entre
sentirnos audaces y permitirnos sentir totalmente nuestros miedos. La zona del primer chakra se ve afectada, muy literalmente, por lo conectadas que nos sentimos con la Tierra y sus procesos. Las zonas del
cuerpo correspondientes a este chakra son la columna, el recto, las articulaciones de las caderas, la sangre y el sistema inmunitario. Los cimientos de nuestro sentimiento de seguridad suelen formarse en la
infancia, cuando tenemos la sensación de que este planeta es o no un lugar seguro. Por lo tanto, en este
primer chakra están representados los asuntos familiares y de supervivencia física no resueltos, los concernientes a nuestra casa, nuestra familia, nuestra identidad sexual y nuestra raza. Una persona que tiene problemas en el primer chakra, probablemente dirá o pensará con regularidad: «No tengo a nadie»,
«Estoy totalmente sola», «A nadie le importo», «Me voy a morir de hambre».

La salud de la zona del segundo chakra está influida por dos aspectos distintos. El primero tiene
que ver con nuestras ambiciones en el mundo exterior, y en él entran, entre otras cosas, nuestra forma de
obtener lo que queremos y aquello que deseamos o buscamos. Cuando perseguimos lo que queremos,
¿lo hacemos de forma activa o pasiva? ¿De modo directo o indirecto? ¿Somos personas inhibidas o desinhibidas? ¿Se nos considera emprendedoras, dinámicas, o hacemos que las cosas «nos vengan»? Finalmente, cuando vamos tras lo que deseamos, ¿lo hacemos «sin vergüenza» o nos sentimos avergonzadas, creyendo que no somos dignas de tener lo que queremos?
El otro aspecto del segundo chakra tiene que ver con las relaciones. ¿Somos dependientes o independientes? ¿Los demás nos necesitan o nosotras necesitamos a los demás? ¿Tomamos o damos más
en las relaciones? ¿Tenemos límites bien definidos o poco claros? ¿Nos hacemos valer o somos sumisas? ¿Protegemos a los demás o los demás nos protegen? ¿Tendemos a oponernos a los demás o nos
sometemos a sus opiniones y actos?
A la zona del segundo chakra corresponden los órganos pelvianos y reproductores (vulva, vagina, útero, cuello del útero y ovarios). La salud de esta zona está influida por el grado en el que nuestras
relaciones se basan en la confianza o en el control o dominio, la acusación y la culpa. Si utilizamos la
sexualidad, el dinero, la acusación o la culpa para controlar la dinámica de nuestras relaciones (incluida
la que tenemos con nosotras mismas), entonces los órganos de este segundo chakra se verán afectados
adversamente. Una persona con problemas en el segundo chakra podría decir o pensar con frecuencia:
«No siento que me escuches», «Nunca vienes a verme», «Él no me escribe ni me llama», «Nadie me va a
amar jamás», «Nunca estás disponible para mí».

El tercer chakra está asociado con la autoestima, la confianza en una misma y el respeto por una
misma. Es decir, ¿cómo equilibramos nuestra sensación de capacidad o de inferioridad en lo que hacemos en el mundo exterior del trabajo y el éxito? ¿Somos excesivamente responsables o irresponsables?
¿Somos agresivas o tendemos a estar a la defensiva? ¿Somos propensas a amenazar e intimidar a los
demás? ¿Somos territoriales? ¿O nos sentimos atrapadas y deseamos escapar? En el trabajo, ¿dependemos excesivamente de los límites o tenemos problemas con las limitaciones? Finalmente, ¿sabemos equilibrar nuestra competitividad? ¿Sabemos ganar y perder con elegancia? ¿Cómo llevamos las ganancias y
las pérdidas? Todos estos problemas afectan a la salud de esta zona. Los cimientos del sentido de sí
misma de una mujer los forman las emociones, los recuerdos y la sabiduría almacenados en los campos
energéticos de los dos primeros chakras. Para tener una buena autoestima, la mujer debe sentirse segura
en el mundo (primer chakra) y tener relaciones basadas en el respeto y el apoyo mutuos (segundo
chakra). Los órganos asociados con el tercer chakra son la vesícula biliar, el hígado, el páncreas, el estó-
mago y el intestino delgado. Las afirmaciones que dañan la salud de esta zona serían: «Si no lo hago yo,
nadie lo hará», «Nunca valdré lo suficiente», «Está bien, lo haré yo».
Todos los tipos de estrés no resueltos de los primeros años de nuestra vida física relacionados
con personas, acontecimientos, recuerdos y experiencias extraen energía principalmente de los tres cen-
tros de poder de la parte inferior, los tres primeros chakras.

Tipos de estrés en la mujer que afectan a los tres primeros chakras:
*       Toda clase de rabia.
*       Resentimiento y sensación de rechazo.
*       Necesidad de venganza.
*       Desear dejar una relación pero temer las consecuencias económicas.
*       Vergüenza del propio cuerpo.
*       Vergüenza de los propios antecedentes familiares o de la posición social del marido
*       Maltratar a los hijos o ser una hija maltratada.
*       Un historial de incesto o violación.
*       Sentimiento de culpabilidad por un aborto.
*       Incapacidad de concebir.
*       Incapacidad de dar a luz las propias creaciones.

Todos estos problemas pueden afectar a los órganos situados de la cintura para abajo, debido al modo en que
trabajan juntos los tres chakras inferiores. A continuación me referiré a los problemas de cada chakra con detalle.


El primer chakra: Cómo se almacenan en el cuerpo las heridas familiares.
La salud del primer chakra está relacionada con la educación recibida y los primeros años de la vida.
Esto incluye a la familia inmediata y demás parientes, la raza, la posición social, el nivel educativo, el
legado familiar y las expectativas de nuestra familia tal como nos han sido transmitidas generación tras
generación. Para describir la amplitud de los problemas asociados con el primer chakra, Caroline Myss
usa la palabra «tribu». Por ejemplo, todos aprendemos muy pronto lo que significa ser miembro de un
grupo definido: católico o judío, de la familia Jones, de la familia Smith, etc. Otra «herencia» del primer
chakra es la programación tribal de muchas familias inmigrantes de primera y segunda generación en
Estados Unidos, que suelen transmitir la creencia de que para realizar cualquier cosa valiosa uno debe
sufrir y sacrificar su felicidad y su placer personales. Las cicatrices familiares y la información social y
familiar que forma la idea de realidad de la persona están conectadas con la zona del primer chakra.
La mente tribal no es una mente individual. Es principalmente un cerebro colectivo que busca
mantenerse y lucha por sobrevivir en el mundo. La mente tribal está interesada en la «lealtad», no en el
amor, la amabilidad ni la ternura. Lo que la tribu llama «amor» es en realidad obligación para con la
tribu. Un ejemplo de esto es un miembro de la familia que le dice a otro: «Si realmente me amaras, vendrías a visitarnos a tu familia y a mí con más frecuencia». La conciencia tribal, por lo tanto, no es una
conciencia de alto nivel ni muy evolucionada. Sin embargo, todos la compartimos hasta cierto grado, y
muchas mujeres admiten que cuando se hacen mayores oyen hablar en sí mismas a esa mente tribal.
Muchas pacientes mías suelen decirme: «A veces oigo salir de mi boca palabras de mi madre, y no me lo
puedo creer».
Yo llamo «cangrejos en el cubo» a la mente tribal. Si tenemos unos cuantos cangrejos en un cubo
con agua y uno de ellos intenta escaparse por el borde, los demás tiran de él para que siga en el cubo con
el resto. Más o menos lo mismo suele sucedemos a las mujeres con nuestros familiares cuando decidimos
liberarnos de comportamientos limitadores. Casi siempre los miembros de nuestra familia sabotean
nuestros esfuerzos, al menos al principio.
Innumerables mujeres han tenido la experiencia de enfrentarse a sus padres por acosos sexuales
o incesto después que han recordado estos acontecimientos, y descubren que ellos los niegan rotundamente. El motivo inconsciente de preservar la tribu es la causa de que muchos padres nieguen haber
violado jamás a uno de los miembros de la tribu. En cierto sentido, la memoria tribal ha absorbido el
recuerdo de modo muy diferente a como ha registrado el mismo acontecimiento el miembro individual.

Problemas del primer chakra que pueden disponer el escenario para la enfermedad

• Problema inconcluso con los padres.
• Incesto (que es un problema también del segundo chakra).
• Maltrato o desatención en la infancia.
• Programación psíquica limitadora en los primeros años, por ejemplo:
―«Eres una estúpida», «Eres una inútil», «Eres una niña mala».
―«Sólo los católicos van al cielo».
―«Tu cuerpo es algo que tienes que esconder por vergüenza».
―«Las chicas están hechas para servir a los hombres».
―«Siempre los hombres primero». (Por ejemplo, en muchas familias, a los hombres se les sirven los
mejores cortes de carne y a las mujeres se les da lo que queda.)
―«Las chicas no deben ser ambiciosas ni inteligentes».
―«Las mujeres no deben ganar dinero. Deben casarse con un hombre rico».

La mayoría de las tribus o familias no intentan deliberadamente envenenar a sus miembros, sino que
sólo transmiten lo que reconocen como el buen saber tribal, incluso en la forma de ideas limitadoras y
dolorosas. Es útil pensar en la tribu de ayer como la familia disfuncional de hoy.
No hace mucho mi amiga Carla comprendió, después de resolver sus muchas enfermedades físicas, que las semillas de sus enfermedades habían sido plantadas en su infancia. De pequeña, su madre la
zurraba repetidamente, no por maldad ni por falta de cariño, sino simplemente siguiendo su programación tribal sobre cómo amar y preparar a su hija para la vida. Le decía que las palizas eran su manera de
demostrarle cariño; siempre que veía a otra madre golpeando a su hija en el supermercado, le decía que
esa mujer realmente amaba a su hija. La madre de Carla creía firmemente que la vida es muy difícil y
está llena de sufrimientos, y que para conseguir cualquier cosa su hija tendría que sufrir. Después, cada
vez que lograba algún acariciado objetivo, Carla contraía una enfermedad grave. Ahora está comprendiendo que puede conseguir sus objetivos alegremente usando sus dones y talentos innatos y su guía
interior, y que las enfermedades y los sufrimientos no tienen por qué formar parte de su experiencia.

El segundo chakra: Un espacio creativo simbólico
El segundo chakra tiene que ver con los aspectos físicos de la vida cotidiana, con las personas con quienes nos relacionamos y con la calidad de nuestras relaciones. También está asociado con todo lo que es
nuestro: dinero, relaciones y posesiones. Puesto que nuestra primera programación es servir a la tribu, la
mayoría de los hombres y mujeres entran automática e inconscientemente en el papel de su segundo
chakra. Eligen parejas que satisfagan las necesidades de su segundo chakra. Así, las mujeres tienden a
casarse por la seguridad física, el dinero, la posición social, los hijos, y movidas por el miedo al abandono. Entonces desempeñamos nuestro papel según estas necesidades. Estamos programadas para atender a las necesidades de nuestra tribu personal, y con frecuencia estamos totalmente dominadas por los
miedos del segundo chakra.

Problemas del segundo chakra: Cómo se almacenan en el cuerpo las heridas de las relaciones

• Miedo al abandono
• Seguridad económica
• Posición social
• Hijos
• Creatividad

El útero y los ovarios son los principales órganos del segundo chakra. Esta zona es literal y figuradamente un «espacio creativo» en el que las mujeres pueden generar hijos, relaciones, profesiones,
novelas, percepciones profundas y otras obras creativas o artísticas. Cuando la energía no circula bien en
esta zona del cuerpo, pueden producirse problemas ginecológicos como los tumores fibrosos (miofibromas).
Cuando pienso en el útero como un «espacio potencial», también pienso en lo que normalmente
se espera que las mujeres «almacenemos» allí. Una expresión vulgar para referirse al útero es «la bolsa»,
y como seres humanos que tenemos o hemos tenido un útero, somos también las que llevamos todas las
cosas que los demás no quieren llevar. Las mujeres casadas que tienen hijos saben que ellos les entregan
a ellas (y no a sus padres) los bocadillos a medio comer, las envolturas de chicles y otras basuras que ya
no quieren llevar. En inglés existe la expresión old bags [bollas viejas] para referirse a las ancianas. Cuando yo estaba embarazada, y después, al amamantar y cuidar a dos niñas pequeñas, me sentía «la señora
bolsa múltiple».
Las mujeres no sólo llevamos un exceso de carga física, sino que también se espera de nosotras
que llevemos el exceso de carga emocional de los demás, generalmente de los hombres, pero no siempre.
Un buen número de problemas del segundo chakra disponen el escenario para la enfermedad.
Los estudios de la doctora Gloria Bachmann indican que el abuso sexual en la infancia está asociado con
los trastornos de la alimentación, la obesidad y las enfermedades somáticas en el sistema genitourinario,
así como con las drogadicciones y otros comportamientos autodestructivos.  Estudios realizados por el
doctor Robert Reiter y otros han descubierto que el abuso sexual previo es un importante factor de riesgo
que predispone al dolor pelviano crónico.
Siempre que veo a una mujer con problemas uterinos, como miofibromas, por ejemplo —que sufren el 40 por ciento de las estadounidenses—, le pido que medite en sus relaciones, su creatividad y su
sentimiento de seguridad. ¿Qué le dice su miofibroma de todo ello? Los miofibromas, la endometriosis,
las enfermedades de los ovarios y otros trastornos pelvianos son manifestaciones de «energía bloqueada» en la pelvis. En una cultura misógina, en la cual el 40 por ciento de las mujeres han sufrido abusos
sexuales y una de cada tres es violada físicamente, no es difícil adivinar por qué ocurre esto.

El tercer chakra: La autoestima y el poder personal
Los cimientos del sentido de sí misma de una mujer, su autoestima (tercer chakra), están formados por
su sentimiento de seguridad y de estar a salvo en el mundo (primer chakra) combinado con la calidad de
sus relaciones (segundo chakra). Si nos sentimos seguras y a salvo y tenemos relaciones sustentadoras,
que nos apoyan, estaremos en una buena posición para conseguir nuestros objetivos en el mundo exterior y para realizar tareas que nos ayuden a desarrollar nuestra autoestima y nuestro sentido de valía
personal. La fuerza o debilidad del tercer chakra se relaciona con la sensación de capacidad y competencia en el mundo frente a la sensación de inferioridad, y con la capacidad de responsabilizarnos de nuestra vida y nuestras decisiones frente a la medida en que cedemos nuestro poder a otras personas. La capacidad de aprender de los triunfos y las pérdidas genera salud en esta zona. Por otro lado, la excesiva
competitividad y la necesidad de ganar siempre debilita al tercer chakra, que también se ve influido por
el equilibrio que se consigue entre la agresividad y la actitud defensiva.
A consecuencia de las historias colectiva e individual de la mayoría de las mujeres, muchas tienen poca autoestima. Durante siglos no se ha validado ni valorado a las mujeres a no ser en su calidad
de servidoras y complacedoras de los demás. Así pues, cuando nos convertimos en personas por derecho propio, suele suceder que nuestra familia no nos apoye para que seamos todo lo que podemos ser.
Esto se debe a que normalmente las familias tienen un «miedo» tribal inconsciente a que sus
miembros femeninos las abandonen para servir a sus propias necesidades y hacer realidad sus sueños
personales sin la familia. Todos hemos heredado la creencia de que la mujer no puede desarrollarse plenamente sin sacrificar al mismo tiempo su capacidad para servir a su familia.
Además de emprender la clásica lucha por equilibrar nuestros intereses personales con nuestras
responsabilidades, las mujeres solemos poner nuestra autoestima al ritmo del ciclo de nuestra pareja. Si
la pareja de una mujer obtiene un enorme éxito, es posible que ella se deprima porque no puede estar a
su altura; o puede que no respalde una nueva andadura de su pareja en diferentes ideas o territorios
creativos nuevos por temor a que él (o ella) la abandone. Por otro lado, cuando su pareja no tiene éxito
en el mundo exterior y se deprime o la maltrata, esto también afecta al tercer chakra de la mujer (y también al primero y al segundo). Este tipo de conflictos provocan una disfunción energética en el tercer
chakra y pueden ser causa de trastornos de la alimentación (anorexia nerviosa y bulimia) o de enfermedades físicas en el estómago (úlceras), la vesícula biliar, el intestino delgado, el hígado y el páncreas
(diabetes).


Christiane Northrup- Cuerpo de mujer Sabiduría de mujer

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