Historias de Mujeres. Darlene: REGLAS IRREGULARES desde la menarquía.
A
Darlene, profesora, la vi por primera vez como paciente cuando ella tenía 32
años. Estaba casada, no tenía hijos, y desde la pubertad mostraba un largo
historial de hemorragia uterina disfuncional. Pasaba largos periodos de tiempo
sin regla, seguidos por
hemorragia casi continua durante un mes y después pérdidas pequeñas
infrecuentes. Tenía problemas de ansiedad continua y ataques de pánico si se
veía obligada a estar fuera de casa un periodo largo.
Su
matrimonio era una fuente de infelicidad más que de agrado. Generalmente estaba
nerviosa, tenía
problemas
para dormir y sufría de frecuentes dolores de cabeza. Su
infancia y adolescencia habían sido estresantes. Su padre y al menos un abuelo
eran alcohólicos, aunque había muchísima negación respecto a esto en su
familia. Su madre, su abuela materna y una prima
habían tenido problemas de hemorragia uterina que habían llevado a
histerectomías. Su tía y otra prima
tenían cáncer de útero y también les habían practicado histerectomía.
El
motivo de venir a verme fue para trabajar la fertilidad. Dado el cuadro de
hemorragias, le hicimos una biopsia endometrial, que reveló hiperplasia
endometrial. Para tratar este trastorno le recetamos elevadas dosis de
progestina sintética. Sin embargo, a diferencia de muchas mujeres que siguen
este tratamiento,
no se le detuvieron las hemorragias. Después del tratamiento con progestina se
le practicó una
segunda biopsia y esta vez se encontró la anormalidad de hiperplasia quística y
adenomatosa. El siguiente
paso sería legrado quirúrgico con dilatación para estar seguras de que no tenía
cáncer de útero.
Pero
a Darlene la aterraba esta intervención y me suplicó que le diera un
tratamiento alternativo.
Al
ver su fuerte reacción, cedí y le recomendé compresas de aceite de ricino en el
bajo abdomen, tres a
cuatro
veces por semana, para mejorar su sistema inmunitario. Yo sabía que eso le
daría la oportunidad
de
reflexionar al menos tres veces por semana sobre su trastorno y los mensajes
que este quería transmitirle. Acordamos que si eso no le cambiaba las células,
seguiríamos adelante y haríamos el legrado quirúrgico.
Pasadas
dos semanas le hice otra biopsia de endometrio. El tejido era normal, en
consonancia con
la
primera fase de su ciclo menstrual. Darlene estaba eufórica y lloró de alivio.
Durante esos meses había
cambiado
su bioquímica ayudándose de biofeedback, que hacía para el insomnio, dolores de
cabeza y
ansiedad.
Comprendiendo que su matrimonio no había sido saludable para ella, se separó de
su marido,
comenzó
el proceso de divorcio y se lió en un romance mediante el que satisfacía sus
necesidades sexuales, lo que resultó ser profundamente sanador para ella.
Tres
años después, cuando vino a verme para su examen anual, me contó que estaba
desarrollando una sensación de poder alrededor de su ciclo menstrual que le resultaba
nuevo y muy estimulante. «Tengo los pechos más grandes —me dijo—; me siento
poderosa y camino como si supiera los secretos del Universo. Creo que durante
años mi familia se ha sentido aterrada de mi poder. Recuerdo que pensaba
eso cuando era pequeña. Aunque tener este poder me parece algo nuevo, también
me parece algo
que he sabido desde hace mucho tiempo». Darlene ha recuperado su conexión con
el femenino universal y con su sexualidad. Al hacerlo, ha roto el ciclo de
hemorragias irregulares que duraba generaciones en su familia.
Después
de casi veinte años de ejercicio de la medicina, continúa sorprendiéndome con
qué claridad
están
conectados los ciclos menstruales y la pérdida de sangre con el contexto de
nuestra vida. La hemorragia uterina anormal está casi siempre relacionada de
algún modo con problemas familiares. Como
dice
Caroline Myss, la sangre es familia, siempre. Una mujer me contó que ella y sus
dos hermanas, que
viven
en diferentes partes del país, tuvieron una falta de regla el mismo mes en que
su cuarta hermana
tuvo
un aborto espontáneo, aunque eso sólo lo supieron la siguiente vez que se
vieron. Una de mis pacientes de 55 años, que tuvo su última regla a los 52 años
y cuya menopausia fue la clásica con sofocos y «cambio
de vida» confirmado por análisis de laboratorio tuvo sin embargo una regla
completamente normal
después que murió su madre. Cuando una mujer menopáusica tiene una regla
posmenopáusica siempre
le pregunto si pasa algo entre ella y su familia. Generalmente me dice que un
acontecimiento emocionalmente
importante precedió a la hemorragia.
La
sangre menstrual, sobre todo cuando se presenta fuera de programa, es un
mensaje. Trae sabiduría de algún tipo. Carolin Myss observa que la mayoría de los
problemas hemorrágicos tienen su
origen
en un desequilibrio del organismo: demasiada emoción y falta de la suficiente
energía mental e
intelectual
para equilibrarla. Hace notar que las anormalidades menstruales se exacerban
cuando la mujer interioriza señales contradictorias de su familia o la sociedad
respecto a su placer y necesidades sexuales. Es posible, por ejemplo, que la
mujer desee placer sexual pero se sienta culpable por sentirlo o
sea
incapaz de pedir francamente lo que desea. Es posible que no tenga conciencia
de su conflicto interior.
La
mayoría de los médicos en ejercicio han visto el profundo efecto que puede
tener la psique en
el
ciclo menstrual. En 1949, S. Zuckerman reconoció que las perturbaciones
emocionales pueden desorganizar el ritmo menstrual, acelerar la hemorragia
uterina e influir también en el momento de la ovulación. Es posible que esta
conexión entre las emociones y las actividades uterina y ovárica esté mediada
por
la difusa red de nervios que conectan el cerebro con los ovarios (llamados vías
pregangliónicas autónomas).
¿Qué
son reglas regulares?
Antes
de examinar el tema de la irregularidad del periodo menstrual, es necesario
explicar qué
es
lo normal. A veces se nos enseña que las reglas son irregulares si no se
producen cada 28 días. Yo considero regulares las reglas cuando se producen
aproximadamente cada 24 a
35 días. Tener la regla cada
28
días como un reloj es algo que le ocurre a algunas mujeres, pero no a todas.
Miles de mujeres que no
calzan
con el modelo «cada 28 días» tienen la impresión de que sus reglas son
irregulares, cuando en
realidad
son totalmente normales.
La
regularidad menstrual está determinada por una compleja interacción entre el
cerebro (hipotálamo, glándula pituitaria y lóbulos temporales), los ovarios y
el útero. La pauta de periodicidad menstrual puede cambiar con los cambios de
estación, condiciones de luz, la alimentación, los viajes, o durante los
periodos de estrés familiar.
Christiane Northrup- Cuerpo de mujer Sabiduría de mujer
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